lunes, 9 de febrero de 2009

LA COOPETENCIA. UN NUEVO ENFOQUE GERENCIAL?


COOPETENCIA:

El término de coopetencia según Nalebuff y Brandenburger (1996), se le atribuye a Ray Noorda, fundador de Novell, compañía de software para el intercambio de información computarizada, quien expreso que uno tiene que competir y cooperar al mismo tiempo. Esta combinación da como resultado una relación más dinámica de los que aisladamente significan las palabras de competencia y cooperación.

En ese contexto empresarial, plantea Nalebuff y Brandenburger (1996), que la coopetencia es la unión entre cooperación y competencia, que sustituye la cadena de valor clásica lineal e individual de las empresas por una red de valor entre los participantes. Es la colaboración entre competidores.

Por otra parte, la vida social del ser humano es una sucesión de actos de cooperación y competencia que se alternan y concurren en cualquier momento de la existencia. Así mismo ocurre con las organizaciones, con los negocios, las empresas (Macarrón 2006).

En tal sentido plantea el citado autor, que en el mundo de los negocios existen animales coopetitivos para describir que las empresas u organizaciones colaboran a veces con sus competidores habituales en beneficio mutuo: cooperar o competir con los demás según convenga, y a menudo convienen ambas cosas.

Es por ello, siguiendo a Macarrón (2006), hoy día se acrecienta el dominio de la coopetencia. Por un lado las organizaciones de un mismo sector cooperan para agrandar la torta conjunta, y por otro lado cuando en juego la repartición de la torta compiten ferozmente por lo mejor de ésta para cada una.

Por tanto, la coopetencia impone a las organizaciones incorporar una arquitectura de cooperación que establece un vínculo con otras firmas relacionadas, tanto en el lado de la cooperación como en el de la competencia.


La propuesta de Nalebuff y Brandenburger (1996), se resume en competencia y cooperación al mismo tiempo. Esta combinación da por resultado un cambio de epísteme en cuanto a la forma de concebir las relaciones inter-organizacionales e intraorganizacionales, ya que el éxito de uno no exige que otros fracasen, pues, puede haber múltiples ganadores.

No se trata de competir para buscar la derrota del otro, o la negación del otro; se indagan, más bien, las estrategias adecuadas con el fin de tomar las decisiones convenientes para todos los actores involucrados en el juego.

Ello implica una manera de razonar en donde lo importante no es si los otros jugadores pierden, sino que se establezca reglas de ganar-ganar, porque suele ocurrir que un juego de ganador- perdedor, se convierta fácil mente en uno de perdedor-perdedor.

Los autores proponen una práctica en donde se combina el razonamiento lógico con habilidades conversacionales en la interacción con los otros, lo que ellos denominan la teoría del juego.

Aplicando esta teoría al cambio organizacional en universidades se estaría propiciando la participación y el trabajo en equipo, en una red de conversaciones entre clientes (estudiantes, donantes, instituciones que requieren de los servicios universitario, entre otros) competidores (autoridades universitarias, otras universidades, profesores de otras universidades, entre otros ) proveedores (gobierno, profesores, empleados administrativos, empresas de servicios) y complementadores (otras universidades, pre-grado y postgrado, instituciones educativas de otra etapas, servicios especializados).

Para Nalebuff y Brandenburg, (1996), los roles no son fijos en el juego de la coopetencia, la misma dinámica relacional propicia el que los actores ejecuten varios papeles a la vez. Lo que uno obtiene depende del poder que tenga en el juego, lo mismo que del poder de otros que tengan pretensiones competitivas sobre la torta. El poder, el de uno y el de los demás, se determina por la estructura del juego.

Entonces se puede inferir que pensar en coopetencia no es sólo trazar estrategias y tácticas, porque la intensidad, continuidad y extensión del juego dan lugar a situaciones en las que la espontaneidad, la empatía, los talentos personales, la creatividad y la comprensión definen los resultados de un juego en que es necesario aplicar nuestras múltiples inteligencias.

Principalmente, en contextos como las instituciones de educación superior en que la complejidad, innovación, la reflexión colectiva, el compromiso, la gestión del conocimiento, la tecnología y la estrategia gerencial de sus actores constituyen un valor agregado para el reciclaje de su visión de anticipación y planificación del futuro, y para el desarrollo de nuevos enfoques organizativos.

2 comentarios:

Marcos Fidel Barrera Morales dijo...

Todas las formas asociativas inspiradas en procesos de solidaridad y cooperación son exitosas. La coopetividad constituye una manera muy concreta de gestión, que debe siempre ser apoyada.
Felicitaciones por la iniciativa.

Psic. Eduardo Martinez dijo...

La Universidad en Venezuela como espacio multidimensional y complejo, asiste a una gama de interesantes posibilidades para lograr procesos profundos de cambios y transformaciones dinámicas consustanciales a su propia naturaleza. En ese sentido, las casas de estudios superiores se encuentran inmersas en un mundo permeable en el cual las diferentes posiciones teóricas influyen de manera importante, encontrando en el interior de estas organizaciones condiciones apropiadas para actuar en razón de sus actividades principales: docencia, investigación, extensión y producción; llevando a convertirlas en un espacio sin fronteras comunicacionales.
Esta primacía de funciones en las organizaciones educativas universitarias estimula a las mismas y a sus miembros, a la auto-organización y la interrelación de sus diferentes componentes con el objetivo de cumplir con sus funciones ante la sociedad en general y no solo para con la población que asiste. Sobre el particular, las Universidades tienen la responsabilidad de crear y colocar a disposición de la sociedad saberes pertinentes, para estar así a la vanguardia en el tratamiento de temas políticos y sociales desde la perspectiva de una organización con directivos éticamente responsables, como clave para incidir en las transformaciones de su interioridad, pero también de la sociedad, con un sentido de compromiso social basado en la justicia manifestada por la toma de decisiones de sus actores.
Al respecto, citando a Nalebuff y Brandenburger (1996) “el éxito de uno no exige que otros fracasen, pues, puede haber múltiples ganadores” me atrevo a afirmar que la existencia de múltiples ganadores en el contexto universitario mas que una posibilidad debe presentarse como una condición sine qua non, asumiendo que todas las empresas de este ramo se deben a un mismo cliente: la sociedad. Lo crítico es cómo hacer entender que la idea de cambio, por intermedio de una conciencia ética posicionada en el centro de la organización sea aceptada y comprendida como un compromiso de la institución y de sus líderes en pro de la consecución de la coopetitividad.